La explotación ganadera en Hispania entre los siglos V-VII d.C.

En la anterior entrada realizamos un recorrido por la evolución de la agricultura y los tipos de cultivo en Hispania durante el reino visigodo. Pudimos contemplar que, en general, el estancamiento tecnológico y productivo llevó a muchas comunidades por norma general a vivir en el filo de la hambruna y la precariedad alimenticia, a pesar de que en muchos lugares, el bosque ofrecía importantes suplementos. En general, las cargas impositivas y los deberes para con el señor impidieron que las sociedades campesinas despegaran como era debido, tal y como sucedió con todas las sociedades del Antiguo Régimen. Veamos qué sucedió con la ganadería. ¡Bienvenidos a Hispania!

Como sucediera con la relación entre campo y ciudad, la relación entre agricultura y ganadería fue por lo general indisoluble en este período. Normalmente la gente combinaba tener cabezas de ganado para consumo familiar junto a cultivos que les proporcionaran sustento. De la ganadería obtenían elementos tan fundamentales como leche, manteca, queso, carne y pieles para vestir o para confeccionar calzados. Por último, el abono generado por los animales era realmente valioso para la fertilización de la tierra y no solo para ello sino también para alimentar el fuego con el que calentar el hogar y cocinar. Por último, las vacas, bueyes, caballos y asnos servían como medios de locomoción para el arado y como medio de transporte en muchos casos. Si bien lo normal era que una familia tuviera algunas reses para este uso doméstico, muchos señores criaban ganado de forma intensiva en sus extensos predios con fines comerciales o, en el caso de la crianza de caballos, con fines bélicos. Famosos fueron, en época romana, los veloces corceles de la Bética para competir en las carreras celebradas en el circo, un comercio de lujo que fue frenado casi en su totalidad con la caída del Imperio, pero que no despareció, pues en Hispania seguían existiendo nobles con necesidades acordes a su rango.

Imagen 1. Escena de arado en el siglo XI. Los bueyes eran muy importantes en el trabajo agrícola pues su fuerza de arrastre permitía mover los arados. San Isidoro de Sevilla los describía de la siguiente manera en sus Etimologías: “Los bueyes saben predecir el tiempo y, cuando presienten que está a punto de llover, rechazan abandonar sus puestos. No les gusta ser separados de su clase; un buey quiere estar con su compañero habitual tirando del arado y si son separados, rugirán.” Fuente: British Library, Cotton Tiberius B. v, Folio 3r. siglos X-XII, Inglaterra. Aportación del blog amigo «Las Hojas del Bosque».

Isidoro diferencia en tres tipos a los animales que en general podían encontrarse en Hispania:

  • Los armenta, como caballos y bueyes, especificando que los primeros servían además para la guerra y los segundos para el arado o el aramenta.
  • Los greges, entre los que incluía a las ovejas, las cabras, los cerdos, chivos, vacas y toros.
  • Los agrestes, como la libre y el conejo, el venado o el jabalí entre otros.

En época visigoda, los bueyes aparecen sobre todo asociados a ser un medio de transporte junto a las mulas, vacas y caballos. Además, las leyes recogen numerosas disposiciones al respecto de rebaños que echaban abajo las cercas que protegían los huertos y causaban daños a la tierra y a los frutos. Podemos hacernos una idea de que, a pesar de que estos incidentes sucedían en ámbitos vecinales, provocaban graves daños en la economía de supervivencia generalizada de las familias.

La ganadería trashumante.

En esta época también tenemos constatado el fenómeno de la trashumancia, movimientos de medio y largo alcance que también presentaban sus problemas, como los ataques de ladrones y bandidos en los caminos y cañadas; actos de bandolerismo que, por lo general, estaban protagonizados por los propios vecinos de las comarcas atravesadas por la cañada. Por eso se buscó la protección de patronos fuertes que garantizaran la seguridad del ganado al paso por sus predios.

Podemos distinguir entre una trashumancia más regional, en la cual los recorridos eran generalmente de distancia media entre valles o pastos de una región determinada. En este modelo de ganadería normalmente las comunidades aldeanas se ponían de acuerdo para que los rebaños pastaran en los pastos de los alrededores, ya que al final todos acababan beneficiándose de los productos de este tipo de ganadería, formada principalmente por rebaños de distintas aldeas llevados a pastar conjuntamente. Es una ganadería típica de regiones más bien septentrionales donde pueden encontrarse pastos relativamente frescos todo el año en valles montañosos o en los piedemonte de las cordilleras, lo cual no quiere decir que en zonas más meridionales de baldíos extensivos, como ambas Mesetas, las aldeas se agruparan con este fin. También existió trashumancia de ganado porcino o caballar, pero por lo general estaba más enfocada al primer tipo que hemos descrito y no ocasionaba grandes daños o problemas.

Imagen 2. La ganadería porcina fue y es un tipo de ganadería muy lucrativo, además de ser un ejemplo de trashumancia regional en lugares boscosos o de dehesas, donde los cerdos pueden alimentarse y engordar debidamente. Fuente:

En segundo lugar tenemos una trashumancia de mucho más alcance al simplemente regional entre aldeas, una gran cabaña de ovinos principalmente, que se movía durante largos recorridos de forma ininterrumpida. Era una actividad sobre todo organizada por poderosos, también por monasterios, que disponían de cabañas ganaderas llevadas por monjes pastores. Las cañadas existían desde hacía muchísimo y estaban protegidas por las leyes: nadie podía desviar estos caminos o cultivar por donde hubieran de pasar los animales, pero como bien decíamos, al ser principalmente una actividad de potentes, los ganados a menudo invadían huertos, prados y otros terrenos comunales de las aldeas de forma prácticamente impune, y poco podía hacer la ley al respecto.

Estos mismos problemas se habían venido solventado en épocas anteriores mediante el hospititum o pactos de hospitalidad, mediante los cuales se llegaba a un acuerdo entre pastores y vecinos o señores para permitir el paso por un territorio determinado. Es 99% probable que en época visigoda esto continuara siendo así ya que, aunque no tenemos atestiguados este tipo de acuerdos en las fuentes, estuvieron presentes en los fueros de muchos pueblos y villas altomedievales, dando lugar siglos más tarde al Concejo de la Mesta que todos conocemos. Podemos aportar un ejemplo arqueológico relacionado con este fenómeno, tal es el caso de “la pizarra visigoda” de Diego Álvaro, en la que un tal Simplicio entregaba a un tal Matratio corderos, una puerca y una vaca a cambio de que el segundo permitiera al primero transitar con sus rebaños por sus tierras.

Imagen 3. La trashumancia de largas distancias es aún hoy un fenómeno natural, tradicional y muy mediático; como el paso de miles de ovejas por el corazón de la capital madrileña, que se produce de forma anual al bajar las cabezas de ganado a los pastos de invierno en el valle de Alcudia. Fuente: elperiodicoextremadura.com

Por lo general, como hemos visto en el ejemplo, las aldeas y castros que autorizaban el paso a los rebaños obtenían compensaciones comerciales o de cabezas de ganado, resultando al final provechoso para todos. Si bien vimos que los bosques solían ser de utilidad pública, a veces no era así, y los señores podían cobrar un diezmo por el paso del ganado por allí y por alimentarse de bellotas y otros alimentos silvestres; pero bien es cierto que a pesar de este uso público del bosque, se asiste de forma paulatina a un deterioro del mismo en pos de dehesas y de pastos para el ganado.

Las aves de corral eran otro suplemento a la ganadería y la agricultura, así como la caza. La arqueología ha puesto de relieve en el yacimiento prerromano y romano de Soto del Bureba el consumo de animales como conejos, liebres, martas, hurones, jabalíes, gamuzas, osos, tejones y grullas. No suponían un aporte tan significativo como el ganado doméstico, pero sí suponían un porcentaje relevante en torno al 30%. Finalmente la pesca de agua dulce y salada suponía otro complemento a la dieta, aunque a veces podía estar orientada a la producción comercial de salazones.

Era la vida en el campo tardoantiguo, una vida precaria y llena de dificultades que muchas veces suponían la extinción de alguna comunidad entera por hambrunas, sequías o malas cosechas. El modelo productivo de la ciudad era otra cosa distinta, pero de eso nos ocuparemos en otra entrada.

NOTA: La elección de imágenes mayoritariamente actuales para ilustrar el fenómeno de la ganadería y la trashumancia se debe a la reivindicación que desde Romana Insolentia hacemos de este oficio tan antiguo, beneficioso para el campo y hermoso, para que el rápido avance de la civilización no se deje por el camino oficios tan necesarios como la agricultura y la ganadería, que a menudo se olvidan y se convierten en invisibles.

Bibliografía:

CABALLERO ZOREDA, L., MATEOS CRUZ, P., CORDERO RUIZ, T. (coords.): “Arqueología de los paisajes rurales altomedievales en el noroeste peninsular” en Visigodos y Omeyas: el territorio, pp. 79-95, 2012.

QUIRÓS CASTILLO J. A. (ed.): El poblamiento rural de época visigoda en Hispania. Arqueología del campesinado en el interior peninsular, Universidad del País Vasco, 2013.

SANZ SERRANO, R: Historia de los godos. Una epopeya histórica de Escandinavia a Toledo, Madrid, 2009.

THOMPSON, E.A.: Los godos en España, Madrid, 2014.

Publicado por

Liubagild

Me llamo Miguel Ángel Municio Castro y soy historiador, arqueólogo y docente de Geografía e Historia en ESO y Bachillerato. La historia de este blog se remonta a 2014, cuando decidí iniciar un proyecto de divulgación histórica para que el gran público conociera y comprendiera aquello que llaman Antigüedad Tardía, un período que va desde el siglo IV al siglo VII d.C. y que todavía hoy no se conoce mucho, incluyéndose de forma errónea en la Edad Media. Poco a poco fui ampliando el repertorio a la Edad Media, y cuando me convertí en docente decidí abarcar también toda mi disciplina con entradas de Geografía e Historia del Arte para que mi alumnado, además del gran público, tuviera un lugar de referencia de cara a su formación. Y aquí estoy, aprendiendo cada día un poquito más para compartirlo contigo. ¡Espero que disfrutes tu visita en Romana Insolentia!

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