Recaredo. Un rey conciliador

Hace unos días publicábamos una entrada referida a Leovigildo con una coletilla muy diferente. Cuando hablábamos de Leovigildo hablábamos de un rey conquistador; si bien para hablar de Recaredo lo más acertado es hacer referencia a su afán conciliador e igualitario aunque también tuvo muchos enemigos a los que enfrentarse, pero es debido a que fue el artífice de que godos y romanos quedasen igualados en credo y muchas veces en leyes. Recaredo supuso un cambio radical que se inició en 587 como veremos y que, entre otras cosas, deslegitimaba —oficialmente— cualquier intervención bizantina en la Península Ibérica a no ser que el emperador se convirtiera en invasor. Tan grande fue el cambio que su reinado se vio amenazado al menos en cuatro ocasiones en los primeros años y es algo que vamos a relatar aquí.

Para el reinado de este rey contamos con fuentes fundamentales y valiosas: Por un lado tenemos a Juan de Biclaro que escribe hasta 590, Las Vidas de los Padres Emeritenses que son de este reinado, Gregorio de Tours y finalmente el Papa Gregorio Magno.

Imagen 1. Recaredo I, rey de los visigodos (586-601 d.C.). Recaredo ha pasado a la Historia por ser el primer rey godo en convertirse al catolicismo y por ser el último rey de herencia germánica en hacerlo. Fuente: museodelprado.es

Un rey con visión de futuro.

Recaredo ya es digno de mención al suceder a Leovigildo en 586 de forma pacífica; ya que los visigodos no reconocían la herencia del trono. A pesar de ello, había mostrado con creces su habilidad militar en la Septimania y ello le hacía bastante apto para ocupar el lugar de su padre. Fue aquí donde centró su atención en primer lugar. Primero se reconcilió con Gosvinta –que había maltratado a Ingunda años atrás– y propuso la paz a Childeberto y a Gontrán. El primero consintió en hacer la paz ya que los ánimos desde Ingunda ya se habían enfriado, pero Gontrán se negó a recibir a los embajadores, acto que tomaron los godos como desafío y por ello realizaron victoriosas incursiones en los territorios del franco a modo de respuesta.

Años más tarde, cuando Recaredo se convirtiera al catolicismo volvería a acercarse a los monarcas, aceptando Childeberto un matrimonio ya que la nación goda era católica y volviéndose a negar Gontrán, que no podía establecer relaciones con quien había maltratado de aquella manera a una princesa franca, matado a su esposo y haber hecho desaparecer al hijo de ambos. En 589 Gontrán atacó la Septimania; fue el último ataque franco hacia suelo visigodo y fue un fracaso monumental. El duque Claudio de Mérida, amigo personal del rey y mejor comandante derrotó al ejército del caudillo franco Boso cerca de Carcasona, matando a unos 5000 hombres, apoderándose del campamento y haciendo más de 2000 prisioneros. San Isidoro escribió que “ninguna victoria de los godos en Hispania fue mayor ni igual a ésta”. Lo cierto es que Gontrán sólo había atacado por dinero, prestigio y por controlar la Septimania; los motivos religiosos ya no eran válidos.

La conversión y el III Concilio de Toledo.

Como decíamos, el rey se convirtió allá por 587. Para ello celebró tres reuniones privadas:

  • En primer lugar con los obispos arrianos proponiéndoles reunirse con los católicos para debatir y convencerse de la verdadera fe.
  • En segundo lugar una reunión con los obispos de ambos credos donde se produjo un debate y donde Recaredo expuso que ningún obispo arriano había logrado obrar ningún milagro. La gran mayoría de arrianos siguió sin convencerse.
  • En tercer lugar se reunió con los obispos católicos, donde se declaró convencido de la verdadera Fe, donde fue bautizado y se convirtió en miembro de la Iglesia Católica.

El concilio tuvo lugar el 8 de Mayo de 589. En él, declaraba anatema contra Arrio y sus enseñanzas; y reconocía la doctrina de los Concilios de Nicea, Constantinopla, Éfeso y Calcedonia. Los suevos volvían con el reino godo también a la verdad. En este momento, los obispos católicos tomaron un mayor protagonismo en materia de legislación secular. Ellos no podían legislar, pero sus decisiones si tuvieron valor jurídico cuando el rey confirmó estas disposiciones en un edicto en el que se castigaba a aquellos que desobedecieran lo que se había dispuesto allí. Finalmente Recaredo quiso que los obispos actuasen como inspectores de los jueces para evitar la corrupción y notificar las quejas al rey. Este gran aumento del poder de los obispos católicos aumentó muchísimo la presencia y la representación de la mayoría de hispanorromanos en las esferas de poder, y lo cierto es que tuvo muy buenos resultados.

Imagen 2. «La conversión de Recaredo», de Muñoz Degrain ubicado en el palacio del Senado. En el año 589 el reino visigodo pasaba a ser un reino confesional católico con continuidad prácticamente inalterada hasta 1978 en que la Constitución Española declaró España como Estado aconfesional. Fuente: wikimedia.org

¿Hubo alguien que no estuvo de acuerdo?

La conversión tuvo muy poco calado en los obispos arrianos, pues sólo 4 decidieron pasarse a la Iglesia Católica. De hecho la conversión sólo trajo problemas al rey al principio, pues desde el momento de su conversión personal en 587 hasta la conversión oficial en 589 hubo de afrontar dos conspiraciones y dos rebeliones contra él. Lo nunca visto para el reinado de ningún rey visigodo.

Una de las conspiraciones vino de manos del obispo Sunna, el obispo arriano al que Leovigildo había entregado iglesias en Mérida en detrimento de Masona. A él se le unieron incluso algunos comites civitatis, encargados del gobierno de las ciudades. Al parecer el objetivo era asesinar a Masona, pero también se dice que junto a Sunna iban dos godos llamados Segga y Vagrila que querían derrocar al propio rey. El que destapó el complot no fue otro que Witerico, el mismo que no dudaría en destronar y matar al hijo de Recaredo para gobernar él en 603. Sea como fuere, los conspiradores fueron descubiertos y a Segga se le amputaron ambas manos y se le desterró a Galicia –castigo ejemplar que nos hace pensar en que era el usurpador–. A Sunna le fue ofrecida la conversión y el obispado de una ciudad, pero se negó, siendo desterrado a Mauritania donde realizó numerosas conversiones antes de morir.

En 589, poco antes del Concilio, se descubrió una segunda conspiración urdida por Gosvinta. Ella y el obispo arriano de Toledo, Uldila, se habían convertido al catolicismo en teoría pero lo cierto es que se descubrió que no sólo habían vuelto al arrianismo sino que planeaban destronar al rey. Uldila fue exiliado y Gosvinta murió.

Cuando Recaredo notificó en la Septimania su conversión, dos nobles llamados Granista y Wildigerno se rebelaron contra el rey y buscaron apoyos para derrotarlo. Es aquí donde interviene Gontrán, una intervención curiosa la de un rey católico que ayudó a los arrianos a rebelarse. Fuera como fuese, Claudio aniquiló aquel ejército y acabó con la rebelión.

Finalmente, un noble de nombre Argimundo y que al parecer era duque de una provincia, se rebeló tras finalizar el III Concilio de Toledo. Su propósito era destronar al rey y colocarse él en su lugar, pero fue descubierto y castigado con la decalvación y la amputación de la mano derecha.

Imagen 4. Dos visigodos o hispanorromanos ricamente vestidos, probablemente nobles, supervisan la producción de moneda de oro en una ceca. Durante el reino visigodo hubo multitud de cecas para acuñar monedas con que pagar a los soldados y, a diferencia de los reinos de su entorno, los visigodos nunca acuñaron moneda de plata. Fuente: despertaferro-ediciones.com

Sometidos los rebeldes, Recaredo comenzó con una quema de libros acerca de las enseñanzas de Arrio sin precedentes –tal es así que si vosotros encontráis algún fragmento agradecemos que lo mostréis, pues nada ha quedado ni mejor o peor conservado, nada–. El rey excluyó a los arrianos de los cargos públicos y se hicieron algunas conversiones forzosas. Suprimió la organización eclesiástica arriana y debió hacerlo bien, ya que después de este episodio nadie volvió a sacar el arrianismo a relucir.

Bibliografía:

SÁNCHEZ-ARCILLA BERNAL, J.: «Hispania. de provincia romana a reino germánico (418-531)» en Desperta Ferro Antigua y Medieval, Nº1, pp. 52-59, Madrid, 2011.

SANZ SERRANO, R: Historia de los godos. Una epopeya histórica de Escandinavia a Toledo, Madrid, 2009.

THOMPSON, E.A.: Los godos en España, Madrid, 2014.

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Liubagild

Me llamo Miguel Ángel Municio Castro y soy historiador, arqueólogo y docente de Geografía e Historia en ESO y Bachillerato. La historia de este blog se remonta a 2014, cuando decidí iniciar un proyecto de divulgación histórica para que el gran público conociera y comprendiera aquello que llaman Antigüedad Tardía, un período que va desde el siglo IV al siglo VII d.C. y que todavía hoy no se conoce mucho, incluyéndose de forma errónea en la Edad Media. Poco a poco fui ampliando el repertorio a la Edad Media, y cuando me convertí en docente decidí abarcar también toda mi disciplina con entradas de Geografía e Historia del Arte para que mi alumnado, además del gran público, tuviera un lugar de referencia de cara a su formación. Y aquí estoy, aprendiendo cada día un poquito más para compartirlo contigo. ¡Espero que disfrutes tu visita en Romana Insolentia!

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