Por mar y por tierra. Hispania y el Mediterráneo.

En la entrada anterior pudimos comprobar cómo la ciudad fue un centro de exportación de artes y oficios, bien fuera en modo de artesanos o de servicios más especializados también en este período que nos ocupa. Hoy haremos mención al último aspecto en el que la ciudad era fundamental para el desarrollo económico del territorio; un aspecto en el cual Hispania siguió estando en la órbita mediterránea. Hoy hablamos del comercio, ¡Bienvenidos a Hispania!

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“La sociedad gobernante”. Reyes, duques y condes

En la entrada anterior pudimos realizar un rápido pero exhaustivo repaso a todos los cargos que la población hispanorromana podía ostentar dentro de la administración regida ahora por el pueblo visigodo. Gobernadores provinciales, jueces, curiales, obispos, terratenientes… podría decirse que la estructura social hispanorromana varió poco, tan sólo con algunas alteraciones puntuales respecto a competencias o a cargos superiores. Nos queda hablar de la población visigoda; esa que en un principio se reducía a un grupo de personas que únicamente guerreaba sin ocuparse de nada más allá. ¿Era realmente cierto eso una vez desaparecido el Imperio?

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Hacia 711. Los últimos reyes visigodos

En la entrada anterior dimos un breve repaso a las acciones de Ervigio y Egica, viendo cómo estas pudieron reafirmar o revertir en gran medida las acciones de Wamba, que en muchos casos supusieron un balón de oxígeno para el debilitado reino visigodo. En la entrada que nos ocupa recorreremos brevemente los reinados de Witiza y Rodrigo, poniendo punto y final al reino visigodo.

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Ervigio y Egica. Sumisión y revancha en el reino visigodo.

En la entrada anterior pudimos comprobar como Wamba, a pesar de sus reticencias a la hora de aceptar el poder, hizo un buen trabajo al frente del reino de Toledo. Su campaña contra el rebelde Paulo y su férrea legislación y oposición al poder de la nobleza recordaban tiempos ya casi olvidados desde que Chindasvinto pusiera a la Iglesia y a los nobles en su lugar. Quizá fue este hecho lo que propició su envenenamiento y “destierro” a un monasterio para acabar sus días sumido en la desgracia. Hoy veremos cómo sus sucesores dieron al traste con todo ello doblegando la monarquía a los intereses de la nobleza y propiciando la inevitable caída del reino ante el poder oriental.

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