La evolución de Granada en la Antigüedad. Etapa imperial.

En la anterior entrada hicimos un repaso por la arqueología de la ciudad de Granada en época iberroromana y durante la etapa republicana romana. Granada (iliberri) comenzó a dibujarse como un centro fortificado que controlaba la vega y que fue mutando poco a poco a un municipium de pleno derecho latino que se fue adaptando a las características de la topografía previa. Hoy recorreremos la etapa imperial, haciendo especial hincapié en la arqueología, que será la tónica general de este estudio. ¡Bienvenidos a Hispania!

Iliberri quedaría pues inserta, como decíamos, en la provincia Bética, más apegada a la zona túrdula del Oeste que a la bastetana del Noreste y compartiría el territorio de la Vega con otros asentamientos de entidad como Ilurco, al tiempo que ésta empezaba a poblarse de villae para el mejor aprovechamiento y explotación de los recursos agrícolas. Es la epigrafía la que más datos nos aporta respecto al pasado romano de la ciudad de Granada además de que es evidente un hecho: la trama urbana se fue adaptando a la trama preexistente de tradición ibérica, esto es, las estructuras romanas se fueron añadiendo. Esto no deja de suscitar dudas, pues de ser así deberíamos tener evidencias tan claras como restos monumentales o un lugar céntrico en la ciudad como es el foro, si bien lo primero nos ha llegado de forma fragmentaria y lo segundo aún está por aparecer.

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Imagen 1. Situación de Iliberri, Granada, al respecto de la vega y otros asentamientos del entorno como la vecina ciudad de Ilurco, Pinos Puente en la actualidad. Fuente: Elaboración propia.

Que el oppidum de Iliberri continuó en activo como centro organizativo de la Vega parece obvio, debido en primer lugar a esa proliferación de villae de las que se tiene constancia arqueológica y a la lógica explotación de tan fértiles recursos y en segundo lugar por ser vía de paso hacia el interior de la Bastetania y a la Hoya de Guadix.

Aunque es la epigrafía la que nos ha proporcionado más información de lo que aquí se trata, el grueso de la epigrafía hace referencia no obstante al siglo III d.C. principalmente, inscripciones dedicadas a personajes relevantes o a la propia familia imperial, con lo cual cabe pensar que pudieran ubicarse cerca de un lugar público de relevancia como podría ser el foro. Tales inscripciones hacen referencia a un personaje denominado Publio Cornelio Anullino, o la que pudiera estar dedicada a Severo Alejandro, Galieno o Probo o también la propia inscripción que hace referencia a un patrono, defensor y protector de la ciudad. Esta referencia a instituciones de carácter público como un patrono o el orden decurional de la ciudad haría, como decíamos, referencia a un lugar de las mismas características destinado a albergar estas inscripciones: el foro. Es conocido en el círculo académico de Granada el plano del foro que realizó Diego Sánchez Saravia en 1768 del supuesto foro de Iliberri hallado por el eclesiástico Juan de Flores en sus excavaciones entre 1754 y 1763 en el barrio del Albaicín conocido como “Carmen de la Concepción”. Algunos investigadores han tomado estos trabajos como ciertos, olvidando a veces el gran fraude aparejado que estas intervenciones tuvieron. Por ello me gustaría parafrasear brevemente al arqueólogo Ángel Rodríguez Aguilera en uno de sus artículos en base a una excavación realizada en dicho barrio en el año 2000, una intervención con grandes expectativas como es comprensible:

A pesar de que esta intervención se efectúa en los límites exteriores del mismo (Carmen de la Concepción), (…) debido a que los resultados arqueológicos no fueron los esperados, que nos ha llevado a realizar un avance, (…) y cerrar definitivamente una polémica. Como se puede intuir, ya avanzamos que no documentamos restos del foro ni tampoco niveles de ocupación romana, lo cual no significa que sean datos lo suficientemente significativos para determinar la inexistencia del mismo en esta zona o por el contrario poner en duda el trabajo realizado (…)[1].

Estamos, por tanto, ante otra incógnita que aún no se ha resuelto, si bien los testimonios hallados hasta ahora reflejan la posible existencia de este espacio. Lo más lógico es pensar que se encuentre en otro lugar o que fuera arrasado por ziríes primero y nazaríes después a la hora de urbanizar el barrio del Albaicín del siglo XI en adelante. Lo único cierto es que aún no se ha documentado este lugar arqueológicamente y de forma irrefutable.

A pesar de todo ello no se pueden ignorar estos testimonios epigráficos que, aparecidos o no en el lugar que les correspondería, nos revelan datos claros e indiscutibles del pasado romano de la ciudad. Es el caso de la citada inscripción dedicada a Publio Cornelio Anullino  en la que se pone de relieve su origen iliberritano así como toda una serie de cargos públicos desempeñados a lo largo de los siglos II y III. De igual manera se hace referencia a la familia imperial como decíamos con el ejemplo de una dedicación a Probo, hoy perdida, pero que revela un interés en Iliberri por venerar al emperador, tal y como sucedería en una ciudad más del Imperio. Un ejemplo más de la actividad de la ciudad a nivel municipal es la inscripción honorífica realizada en mármol de Macael (Almería), hallada en 1869 en la Placeta Cruz Verde, donde se elogia a Quinto Cornelio Valeriano por orden de los decuriones iliberritanos y hieropolitanos a mitad del siglo I d.C. Estos ejemplos detallados aquí y otro gran corpus de inscripciones no pueden ser obviados pero tampoco fehacientemente situados a nivel espacial en el Albaicín, si bien todos fueron encontrados en aquella zona. No sólo sucederá esto con inscripciones conmemorativas sino también con otros elementos escultóricos, bien sean decorativos o arquitectónicos.

El espectro habitacional también está presente en numerosas intervenciones arqueológicas. Sin duda son dos las excavaciones que más luz han arrojado en cuanto a los hábitats domésticos de Iliberri. La primera se corresponde con la domus hallada en el Callejón de los Negros, muy monumental, un edificio ubicado en el límite Oeste de la ciudad y construido mediante terrazas. Apareció un espacio estructurado en torno a un impluvium de 5,20 metros de lado con ocho columnas que soportarían la techumbre en torno al mismo. La piscina estaba recubierta de opus signinum. En torno a él discurría un corredor en dos niveles conectados por escalones de arenisca y un gran muro de sillares con pinturas estucadas cerraba el espacio. Toda esta zona debió de corresponder al atrio de una casa, aunque los excavadores aventuraron que podría tratarse un espacio inserto dentro de un edificio termal. A pesar de que lo descrito estaba fechado en torno a los siglos I y II, la domus estuvo en uso hasta época bajoimperial.

La segunda es la intervención llevada a cabo en la Calle Cruz de Quirós 8, pues se documentaron los restos de una vivienda republicana y su posterior reutilización. En una cronología aproximada de los siglos II y I a.C. se debió desmantelar un posible muro defensivo del oppidum ibérico que discurriera por aquí para aterrazar el espacio y construir encima la domus de gran monumentalidad. Este muro poseía un ancho de 1,5 metros y una altura máxima también de 1,5 metros realizado con mampostería de cantos medianos y grandes trabados con tierra. Se presupone que descansaba sobre el sustrato geológico, aunque no pudo comprobarse.

En relación a este muro se pudieron documentar tres estructuras con sendos vanos de acceso. Estos vanos se encontraban pavimentados con un suelo de tierra batida y podrían dar acceso a estancias y a un espacio posiblemente porticado. La cronología fue posible dado el sistema constructivo así como la ausencia de terra sigillata.

Estos ejemplos vienen a indicar precisamente que en el Albaicín había zonas residenciales repartidas y adaptadas a su orografía, con lo cual queda constatada la ocupación de esta colina durante todo el período romano con mayor o menor intensidad en función de la zona y del período histórico. Especialmente significativas son estas dos últimas excavaciones arriba indicadas que apuntarían a una ocupación más intensa de la terraza más baja de la colina. Podría tratarse de un barrio residencial con algunas domus de cierta entidad como la descrita en el Callejón de los Negros.

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Imagen 2. Foto de la conducción de agua hallada en solar de la actual mezquita de san Nicolás, junto al mirado que lleva su nombre. Foto: Elaboración propia.

Siendo así, los iliberritanos necesitarían suplir sus necesidades básicas y en concreto las relacionadas con el agua corriente. Debemos citar por ello la excavación llevada a cabo en el solar de la mezquita de San Nicolás, donde se halló lo que podría haber sido una conducción de agua realizada con opus caementicium y revestida con opus signinum para impermeabilizarla. Poseía unos 90 centímetros de anchura y unos 11 metros de longitud, perdiéndose su rastro hacia el Oeste. El tramo descubierto correspondía al punto en que el agua entraba en la ciudad pues parte de él estaba situado sobre la muralla. Esta conducción, que bien podría interpretarse como acueducto, estuvo probablemente en uso hasta al menos el siglo XI, ya que es entonces cuando se ciega con la superposición de la muralla zirí. El acueducto se situaría así en el punto más alto de la ciudad para así abastecer correctamente todos los puntos de la misma.

Cómo llegaría el agua hasta este punto y desde dónde aún queda por esclarecer, podría haber existido una conducción sobre elevada mediante arcos, no conservados hoy por abandonarse desde el siglo XI, ya que los que aún perviven hoy en día ha sido debido a su uso y mantenimiento en época medieval y contemporánea. Puede que estas conducciones pertenecieran a un sistema hidráulico más amplio y complejo en el que estuviera integrado un hipotético castellum aquae.

No podemos olvidar tampoco las referencias existentes respecto a la ciudad como los ámbitos productivos que yo dividiría en dos tipos: los artesanales y los agropecuarios. Dentro del primer tipo estarían recogidos los dos alfares que hasta ahora se han detectado como romanos, tal es el caso del alfar de Cartuja datado según sus producciones en los siglos I y II d.C., el alfar hallado en el Carmen de la Muralla en los años 80 hallado por el padre Sotomayor que se fecha entre los siglos II y III d.C. Dentro del segundo tipo encontraríamos todo el cinturón de villae que ya se ha mencionado y que sin duda alguna estarían dedicadas a la explotación agropecuaria para abastecer al núcleo urbano así como a los mercados. Finalmente encontraríamos toda la actividad minera y de cantera, explotando el oro aluvial así como otros elementos de piedra, caliza y mármol de Sierra Elvira entre otros.

Después de vistos todos estos registros habitacionales y productivos, ¿Qué podemos decir sobre la identidad de los iliberritanos? Podemos hablar de tres familias relevantes que consideramos iliberritanas. La primera de ellas fue la gens Valeria, la única familia de Granada que accedió al ordo senatorial y por ello a tener posesiones en Italia. Destacamos a Q. Valerius Vegetus, que accedió a este orden social gracias a sus ganancias y sus posesiones en la Bética. El hijo de este, Q. Valerius Vegetus ejerció como consul suffectus y su nieto, L. Mummius Niger fue también cónsul. La mujer del primero fue flaminica de la emperatriz Pompeia Platina. Además, la familia Valeria seguramente poseería una entidad de préstamo, así lo demuestra el Kalendarium Vegetianum, rastreado por inscripciones en Roma y en Itálica, donde en dos basas inscritas del teatro podía leerse el nombre de Marco Lucrecio Juliano, procurador del Kalendarium.

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Imagen 3. Fragmento de inscripción en mármol hallado en el Carmen de la Concepción, donde se ha presupuesto tradicionalmente que se halla el foro. Foto: Elaboración propia.

La segunda familia es la gens Cornelia, que ocupó altos puestos en la administración local e imperial, respaldados siempre por su propio patrimonio. Podemos destacar a P. Cornelius Anullinus, que, según una inscripción hallada en Granada fue procónsul de la provincia de África, legado de la Narbonense, legado de la Legio VII Gemina, etc. Su hijo, además de cargos políticos, ostentó también cargos religiosos como salius palatius y augur en el año 201.

Finalmente, la tercera familia es la gens Papiria, que ostentó cargos senatoriales en época de Trajano y Hadriano. Destacamos a Cn. Papirius Aelianus Aemilius Tuscillus, acerca del cual se halló una inscripción en 1864 en el nº 11 de María la Miel. Ostentó el cargo de legatus pro praetore de la Dacia entre 132-133. De esta familia además se tiene una inscripción en Ilurco dedicada por Tito Papirio Severo como magistrado del ordo decurionum de la ciudad.

Igual que sucedía en época republicana, los romanos querían ser recordados una vez muertos mediante epitafios e inscripciones en sus tumbas que revelasen lo que fueron en vida o los cargos que ostentaron. Para Granada de nuevo nos encontramos con una endémica escasez de datos al respecto, siendo los más numerosos los ejemplos de lápidas aisladas aquí y allá que nos proporcionan información al respecto. De todas maneras, podemos saber según el ajuar allí depositado, que en la necrópolis ibérica del Mirador de Rolando seguirán produciéndose enterramientos al menos hasta el siglo I d.C., además de enterramientos aislados.

Gómez-Moreno señala también la aparición de una vía enlosada que transcurría de Oriente a Occidente bajo las murallas de la Alcazaba, junto a San Juan de los Reyes. Describe que a lo largo de la misma existían sepulturas de tejas con esqueletos en su interior orientados de E-O así como vasijas y dos monedas. Es un ejemplo de posible necrópolis a la entrada de la ciudad. Otra referencia a posible necrópolis extramuros la tenemos en el Camino del Sacromonte es la lápida que hacía referencia a una persona enterrada de unos treinta años datada en torno al siglo II. Además, se documentaron en la zona la aparición de tejas romanas en un desmonte del camino, con lo que quizá existiera allí esa necrópolis.

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Imagen 4. Detalle del sarcófago infantil de mármol hallado junto al río Darro, hallado en el siglo XVI. Foto: Elaboración propia.

Cabe destacar como lugar de necrópolis la margen izquierda del río Darro. En el convento de los Mártires se halló una inscripción al abrir una zanja en el siglo XVI y que hoy no se conserva. Se trata de la lápida funeraria de varios hermanos y del hijo de uno de ellos, de nombre homónimo al padre. Que todos figuren en el mismo epitafio indica que todos estuvieran enterrados en el mismo lugar. Pertenecían a la familia Galeria, una de las familias más influyentes de Iliberri en el siglo I d.C. que ya en el II perdió preponderancia respecto a las familias de la que ya hemos hablado. Esta ubicación es importante porque también se produjo en este margen del río uno de los descubrimientos más notables respecto a lo funerario. Se trata de un sarcófago infantil que fue utilizado como pila de una fuente en casa del Marqués de Santa Cruz en la calle Sancti Spiritu. Corresponde a una caja de mármol de vetas gris-azuladas. Tiene una decoración muy curiosa basada en tres cabezas de toros de las que cuelgan dos guirnaldas de hojas de laurel. El sarcófago debe fecharse en la segunda mitad del siglo II d.C.

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[1] Extraído de: RODRÍGUEZ AGUILERA, A.: “Excavación arqueológica en el Carmen de la Concepción (Albaicín, Granada). Datos para una polémica.” En Arqueología y Territorio Medieval, 7, págs. 137-156, 2000, Granada.

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Publicado por

Liubagild

Me llamo Miguel Ángel Municio Castro y soy historiador, arqueólogo y docente de Geografía e Historia en ESO y Bachillerato. La historia de este blog se remonta a 2014, cuando decidí iniciar un proyecto de divulgación histórica para que el gran público conociera y comprendiera aquello que llaman Antigüedad Tardía, un período que va desde el siglo IV al siglo VII d.C. y que todavía hoy no se conoce mucho, incluyéndose de forma errónea en la Edad Media. Poco a poco fui ampliando el repertorio a la Edad Media, y cuando me convertí en docente decidí abarcar también toda mi disciplina con entradas de Geografía e Historia del Arte para que mi alumnado, además del gran público, tuviera un lugar de referencia de cara a su formación. Y aquí estoy, aprendiendo cada día un poquito más para compartirlo contigo. ¡Espero que disfrutes tu visita en Romana Insolentia!

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