El norte y el movimiento bagauda. Los enemigos más difíciles.

En la entrada anterior hicimos un repaso a groso modo acerca del rey Leovigildo, su trayectoria como monarca y también hicimos hincapié en sus éxitos militares contra enemigos concretos como el reino suevo o los bizantinos o contra enclaves concretos, como por ejemplo la conquista de Córdoba llevada a cabo en 575. Hoy vamos a hablar de esos movimientos y también de regiones menos visibles pero igualmente hostiles para el reino visigodo y entre ellos destacaremos uno, el movimiento bagauda, que comenzó su andadura ya en el siglo III y que los godos conocían bien.

La rebeldía del norte peninsular.

Leovigildo heredó en parte el problema de controlar el norte. Estas regiones eran las menos romanizadas salvo al pie de las montañas cántabras donde existían ciudades como León, Astorga y Palencia. Si bien no podemos comparar estas regiones a la Bética por ejemplo, sí es cierto que había una cierta presencia y control por parte del Imperio mediante campamentos y fuertes como el de la Carisa, asociado a una vía romana que transitaba de sur a norte atravesando la Cordillera Cantábrica. Respecto al territorio vascón, la romanización también se centró en el sur, y así lo atestiguan villae como las de Arróniz, Cascante o Liédana. Incluso en el terreno epigráfico la documentación es muy escasa y en época goda no encontramos ningún obispado en las regiones montañosas, lugares donde seguramente perviviera el paganismo.

Imagen 1. Vista de la Peña Amaya desde el llano, un lugar prácticamente inexpugnable y controlado por astures primero y por los bagaudas en el momento del movimiento contra el reino visigodo. Fuente: wikimedia.org.

Refiriéndonos al movimiento bagauda, aparece cuando decae el Imperio Romano. La etimología oscila entre gentes que vagan, los vagantes y entre el término celta de baga, que podría denominar guerrilla o revuelta. Las características del movimiento son la resistencia y la oposición armada al Estado romano, ya que, como decíamos, su origen se remonta al siglo III en la Galia y luego de nuevo en el siglo V. No debe confundirse el lector ya que no tenemos que asociar el movimiento bagauda a un fenómeno de bandidaje; todo lo contrario, se debe entender como una auténtica oposición armada anti romana, tachada de criminal y bandolera como otros movimientos precedentes de oposición a Roma. Autores como Orosio, Aurelio Víctor, Eutropio y Mamertino los consideraban campesinos ladrones, rudos y agrestes, ignorantes de lo militar pero que después se aficionaron a la guerra y formaron la infantería, mientras que los pastores encarnaban la caballería. En palabras de Mamertino:

(…) campesinos ignorantes de las prácticas militares que se aficionaron a ellas y formaron la infantería, mientras los pastores formaban la caballería, con lo que el rústico en general devastando sus propios cultivos imitó al enemigo bárbaro. (En Rosa Sanz, 2009, p. 266).

Según Salviano de Marsella muchos de los que integraban las filas de los bagaudas eran gentes normales e incluso ciudadanos romanos que preferían esta forma de vida como solución a su situación de ahogo y persecución tributaria. Decía que preferían vivir en libertad aún a costa de perder la ciudadanía romana, algo que ya no les importaba y para decir también que los enemigos bárbaros les eran menos adversos que los recaudadores de impuestos.

En Hispania este movimiento estaría compuesto por diversas gentes, campesinos empobrecidos, militares desertados, por qué no también ladrones o bandidos, bárbaros… una serie de elementos de marginalidad frente al Estado. Quizá las “huidas” de las ciudades a este movimiento no fuesen multitudinarias pero lo cierto es que las incorporaciones a nivel individual dieron lugar a un problema social de gran envergadura. Primero se enfrentaron contra el dominio romano y después contra el dominio visigodo.

Imagen 2. Paraje natural y arqueológico de La Carisa con los elementos más representativos descritos. El camino visible sería la vía romana que transitaba la Cordillera Cantábrica, estando el campamento de vigilancia romano justo encima, en el pico Curriechos. Este paraje y tantos otros, servirían de refugio y de centros de acción para el bandidaje y el movimiento bagauda. Fuente: elcastellumdependilla.wordpress.com

Es Hidacio el primero que denunció este fenómeno en Hispania del modo en que comentamos. No lo mencionó en su Crónica como bandidaje o bandolerismo sino que nos lo muestra como gentes que luchaban organizados militarmente y con mandos, consiguiendo poner en apuros a grandes regiones e incluso a ciudades y que además llevaron a cabo acciones conjuntas con los bárbaros. El autor sitúa en el año 441 el envío a Hispania de un general romano llamado Asturius para luchar contra los bagaudas de la Tarraconense. Poco después fue enviado el general Merobaudes para aniquilar a los bagaudas que operaban en Aracillum, un centro urbano perteneciente al territorio de Zaragoza y en 454 los bagaudas, dirigidos por su general Basilio, atacaron Tarazona y mataron a su obispo y las tropas de federados godos allí acantonadas. Por tanto son muestras de un problema social y militar de gran envergadura.

Si bien el movimiento desaparece de las fuentes en el siglo V con la caída del Imperio, se lo ha querido ubicar un siglo más tarde en las regiones montañosas de Cantabria y Vasconia como decíamos al principio. Además, si tenemos en cuenta la vida de Emiliano –Vita Aemiliani–, escrita por el obispo Braulio de Zaragoza entre 639 y 640 pero que hace referencia a la vida de San Emiliano, allá por 574, se nos presenta a este santo dedicado a propagar la Fe entre los paganos incultos y agrestes del territorio riojano y circundante. Tuvo que enfrentarse con unas regiones cántabras que aún se regían por los mandatos de un senado pagano al que el personaje vaticinaba su ruina una y otra vez si no se plegaba a los designios de Leovigildo. En la obra se comprueba con meridiana claridad cómo los territorios montañosos y lejanos eran vistos como lugares atrasados por los romanizados habitantes del valle del Ebro, territorios en los que vivían rústicos llenos de supersticiones y poco dados a aceptar el dominio visigodo y cualquier poder al sur de las montañas.

El resurgir de las denominaciones prerromanas.

Es ahora cuando resurgen los etnónimos de astures, cántabros y vascones, pueblos que recogían a todos los desplazados que se refugiaban en las montañas huyendo de muchas cosas y por qué no, del avance visigodo. A partir de Leovigildo prácticamente todos los monarcas visigodos legitimarán su poder luchando contra los vascones y los cántabros.

Imagen 3. Mapa de la Península Ibérica en el momento en que Leovigildo accedió al trono en solitario. El norte peninsular, formado por astures, cántabros y vascones siempre serán un foco de conflicto con los reyes visigodos, y será habitual que estos realicen campañas al norte  contra estos pueblos para legitimar su dominio. Fuente: historiaespaña.es

Los documentos del siglo VI sitúan a Leovigildo en Cantabria conquistando la Peña Amaya y luchando contra sus enemigos. En 590 Recaredo estaba luchando también contra los vascones y en 610 Gundemaro los atacó para castigarlos por “infestar” la Tarraconense. Las fuentes dicen que tal fue la derrota vascona que los propios vencidos depusieron las armas y trabajaron para levantar el centro militar de Ologicus, desde donde se los vigiló militarmente a partir de este momento. Probablemente esto sea ficción ya que en 653 el rey Recesvinto hubo de ver la matanza de muchos cristianos por parte de los vascones y Wamba dirigió una expedición contra ellos. Finalmente el rey Rodrigo, el último rey visigodo, fue sorprendido por la invasión musulmana mientras guerreaba contra los vascones.

Cabe destacar que los visigodos mantuvieron en activo los centros de control militar en Asturias y Cantabria; lugares que se limitaron a vigilar, mientras que sólo organizaban expediciones contra los vascones. Cuando llegó el fin del reino, los aristócratas godos se refugiaron precisamente en Asturias, donde encontramos a un tal dux Pelayo, y en Cantabria, donde encontramos a un tal dux Pedro; pero nada quedaba para ellos en Vasconia.

Bibliografía:

ESPINOSA RUIZ, U.: “El enclave Parpalines de la Vita Sancti Aemiliani; espacio rural y aristocracia en época visigoda” en Iberia. Revista de la Antigüedad, vol. 6, 2003.

ROMERO GABELLA, P.: «La rebelión bagauda» en Desperta Ferro Antigua y Medieval, Nº 1, pp. 40-43, Madrid, 2011.

SANZ SERRANO, R.: Historia de los godos. Una epopeya histórica de Escandinavia a Toledo, Madrid, 2009.

THOMPSON, E. A.: Los godos en España, Madrid, 2014.

3 comentarios en “El norte y el movimiento bagauda. Los enemigos más difíciles.

  1. Erlantz

    Hola. Me agrada mucho leer lo que vas escribiendo sobre esta época que parece un poco tratada con cierto desdén por la historiografía oficial y no se bien porqué. Querría que me dieses algún consejo para saber donde puedo documentarme sobre los bagaudas y hasta qué punto estaban implantados en la antigua vasconia. siempre me ha sorprendido que si pudo ser especie de grito de guerra lo entiendo en nuestra actual lengua euskara; Bagauda!… (Bagaude!= ¡Aquí estamos!.). Un saludo y espero tu contestación.

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    1. Hola Erlantz, me alegro un montón de que el blog te parezca interesante 🙂 La bibliografía acerca de los bagaudas suele estar asociada a los marginados de la Antigüedad, ya que solían ser proscritos. Puedes empezar por la propia bibliografía que he utilizado para el artículo, y en dicha bibliografía aparecerá otra más específica.

      Hay de todas maneras en internet (por si quieres ir más rápido) un artículo denominado «La problemática bagauda (Siglo V d.C.) en el valle del Ebro; reflexión historiográfica» de Sanz Bonel y Lázaro Gracia que puede servirte de primera toma de contacto y que consiste en un repaso general de todas las zonas en donde se dio este movimiento con algunas reflexiones. En sus notas a pie de página citan más bibliografía relacionada que te puede servir.

      Respecto al origen del término lo más aceptado parece ser que proviene de «Vagabundos», pero es algo que aún está en estudio, lo que dices del euskera es muy interesante.

      Espero haberte guiado un poquito ¡Y espero leerte en más entradas! Si tienes más dudas o aportaciones no lo dudes, este es tu sitio 🙂

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  2. Javier Sanz

    Hola. Veo que te decantas por ver a los bagaudas como ladrones, campesinos empobrecidos y desertores. Yo prefiero ver en ellos a terratenientes que defienden sus posesiones y a su gente cuando el poder central falla, siguiendo a Van Dam y Whittaker: veo más un problema político que un problema socioeconómico.

    Los bagaudas fueron destruidos en 454 por Frederico. No cvuelven a aparecer más. No fue exportado a Cantabria, no es de origen vascón ni vuelve a aparecer más en la historia.

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