Rastreando el pasado (II): ¿Por qué emigraron los godos?

Veíamos en la entrada anterior las descripciones y noticias históricas que tenemos acerca de las migraciones de los godos y otros pueblos desde el lejano norte, en Escandinavia, hasta llegar a las tierras dominadas por los romanos de Oriente. Ahora tenemos que detenernos en las razones que llevaron a estos pueblos a emigrar hasta tierras tan lejanas, ¡bienvenidos a la Germania antigua!

Germania y los germanos.

Cuando Julio César se enfrentó a los germanos a lo largo de la Guerra de las Galias (58 – 51 a.C.), Germania era un territorio pobre que estaba poblado por pequeñas agrupaciones tribales. Diversos estudios históricos, arqueológicos y polínicos constatan que los bosques cubrían enormes extensiones de territorio y entre ellos se encontraban pequeños asentamientos humanos con una duración generalmente breve. La economía de esta gran región que los romanos conocían como Germania Libera era muy primitiva, caracterizada por la presencia de pequeñas aldeas cuyos habitantes empleaban técnicas agrícolas deficientes utilizando un arado sin reja de hierro que era incapaz de profundizar en el surco y de voltear la tierra arrancando las raíces; por lo que esta no lograba oxigenarse.

Imagen 1. Diversos pueblos germanos al otro lado de la frontera romana. Fuente: wikimedia.org

La tendencia al monocultivo y el único empleo de la ceniza como abono obligaba a estos aldeanos a labrar nuevas tierras que, una vez cosechadas, debían dejarse en barbecho al menos dos años para que pudieran volver a ser fértiles. A pesar de esto, no se podía evitar que, al cabo de un par de generaciones, los campos se agotaran y la aldea entera tuviera que emigrar buscando un nuevo asentamiento más propicio donde comenzar de nuevo el ciclo. El cultivo predominante eran los cereales, y la ganadería no servía para paliar la escasez de alimentos de los cultivos, ya que la falta de forraje para el invierno hacía necesario sacrificar al final del otoño la mayoría de los animales por la imposibilidad de estabularlos y alimentarlos durante el invierno, así que la caza seguía ostentando un importante papel como fuente de proteínas y podía significar la diferencia entre la vida y la muerte en años de malas cosechas.

Como podréis imaginar, este tipo de economías no permitían la existencia de artesanos especializados que se dedicaran exclusivamente a producir útiles de cualquier clase o incluso manifestaciones artísticas, ya que todas las manos eran necesarias para el campo. Se desconocía la fabricación de cerámica a torno con piezas bien elaboradas y cocidas como llevaban produciéndose siglos en el mundo Mediterráneo; y los germanos tenían que conformarse con sencillas y frágiles vajillas hechas a mano. Lo mismo sucede con los elementos de adorno personal, siendo los más abundantes de bronce, algunos de plata y casi ninguno de oro.

Con las armas pasaba lo mismo, eran en líneas generales muy deficientes. A lo largo del siglo I la mayoría de los germanos no llevaba ni yelmo ni armaduras de ninguna clase, protegiéndose tan solo con escudos de madera y portando ligeras lanzas de estrecha y afilada hoja. Podemos concluir, por tanto, que la vida en la gran región de la Germania Libera era pobre en el vestir y en el guerrear.

Imagen 2. Escena de la batalla de Teutoburgo, en 9 d.C. Los guerreros germanos apenas portaban armamento comparados con los legionarios romanos aunque en este caso falló la planificación romana, dando la victoria a los germanos de Arminio. Fuente: irminsuldigital.wordpress.com

Pero poco a poco todo esto comenzó a cambiar con el establecimiento de las fronteras romanas a lo largo del Rin y del Danubio, pues la instalación de decenas de miles de soldados significó la demanda de una gran variedad de productos que acabaron por dinamizar la economía de las tribus más próximas a la frontera, así como las que se hallaban inmediatamente después de ellas. La plata comenzó a llegar a estas regiones y con ella nuevas técnicas agrícolas, como un arado más pesado dotado de cuchillas y reja de hierro al estilo romano. No sólo eso, sino que también se aprendió a usar el estiércol del ganado para abonar los campos y se introdujo un sistema de rotación que incluía a una nueva planta, se ponía trigo el primer año y cebada, avena o legumbres el segundo, por lo que los campos pasaban de tener que estar en barbecho dos años a sólo uno.

Las aldeas también cambiaron, y pasaron de ser pequeños asentamientos de chozas a ser grandes poblados permanentes que podían llegar a albergar miles de personas. Hablamos de una gran revolución tanto económica como demográfica que significó una transformación total de estas tribus situadas entre el Rin y el Elba hacia el año 100 de nuestra era pero que no llegó más allá, por lo que mientras la población y la riqueza de las tribus occidentales crecía sin parar, las tribus de godos asentadas en la desembocadura del Vístula seguían inmersas en el estilo de vida que hemos mencionado anteriormente.

Como podréis comprobar, se presentaba como inevitable que los godos y otras tribus como los vándalos, los longobardos o los burgundios se vieran atraídas por esta explosión a todos los niveles y que se desplazasen hacia esos territorios del oeste y el sur.

Pero, ¿y por qué los godos se fueron a otro sitio?

La respuesta es la misma, pero en un lugar diferente: los godos se sentían atraídos por otro foco de riqueza y que ellos conocían como Oium, es decir, las regiones que hoy se incluyen en Moldavia, Ucrania, el sur de Rusia y el este de Rumanía, tierras ricas de verdad debido a la fertilidad de sus suelos y por el comercio que bullía en aquella región. Comercio no sólo de bienes físicos, sino también de influencias culturales, artísticas, sociales, tecnológicas y guerreras.

Imagen 3. Las provincias romanas con los pueblos germanos más allá de la frontera. Los godos siguieron una ruta de emigración más oriental que les llevó al Mar Negro (Pontus Euxinus), y desde allí tuvieron contacto con las provincias más orientales, sobre todo Moesia Superior e Inferior y Tracia. Fuente: historia-aleman.blogspot.com

¿Sabían dónde iban? Está claro, y la influencia que obtuvieron en estas regiones fue realmente decisiva y así ha quedado evidenciada en numerosos ajuares funerarios, sobre todo en sepulturas principescas, donde los nobles godos aparecen rodeados de ricos objetos de influencia sármata como largas espadas de doble filo y lanzas de caballería muy largas con las que hacían cargas de caballería. Que estos elementos materiales fruto del comercio aparecieran en primer lugar entre los godos antes que las revoluciones agrarias que hemos mencionado antes evidencian que el comercio y la guerra eran el motor que impulsó los cambios sociales en los que la aristocracia militar jugaba un papel fundamental.

Se ha tenido en cuenta que esta aristocracia comenzó a ganar cada vez más protagonismo en los primeros siglos de nuestra era, los cuales lograban reunir a su alrededor a cada vez más seguidores y vasallos, así como criados y esclavos. Esta nueva nobleza contaba con cada vez más hombres armados a su alrededor; y entre todos compartían aventuras guerreras y riquezas. Fue esta nueva nobleza la que impulsó la migración hacia Oriente primero y hacia Occidente después, por lo que nos tenemos que imaginar al noble seguido de su familia y sus seguidores, criados y siervos en busca de nuevos lugares. A veces estos grupos podían juntarse para evitar peligros, pero en general serían bastante autónomos.

También tenemos que pensar que las tierras a las que llegaron no estaban vacías, pues había allí numerosos grupos de otros pueblos. Los godos se hicieron sitio entre estos pueblos guerreando contra ellos y apropiándose de sus tierras o bien sometiéndolos, aunque también aliándose y mezclándose con ellos; de tal modo que, hacia 220 ya estaban asentados en Moldavia y en las laderas orientales de los Cárpatos. Los godos no tardarían en darse cuenta de las posibilidades de pillaje que ofrecían las cercanas provincias romanas de Dacia, Mesia y Tracia, por lo que, a partir del año 238, comenzaron a asaltar la frontera junto con otras tribus.

Bibliografía:

Imagen de cabecera: Mapa detallado de Germania en época antigua. Fuente: 123rf.com

Jiménez Garnica, Ana Mª. (2010): Nuevas gentes, nuevo Imperio: los godos y Occidente en el siglo V, Editorial UNED, Madrid.

Sanz Serrano, R. (2009): Historia de los godos, una epopeya histórica de Escandinavia a Toledo, La Esfera de los Libros, Madrid.

Soto Chica, J. (2020): Los visigodos. Hijos de un dios furioso, Desperta Ferro Ediciones, Madrid.

Reseña de «Adrianópolis», Desperta Ferro. Antes de la batalla.

¡Volvemos a la carga germanos! Pido disculpas por este largo parón al que he tenido sometido el blog y también a todos vosotros, que me seguís por el interés que demostráis en lo que aquí se publica. El trabajo, los estudios del máster y la falta de tiempo han provocado ese parón, pero con esta primera de dos reseñas que pretendo llevar a cabo acerca del número 50 de Desperta Ferro quiero volver a dar vida al blog. De nuevo, ¡muchas gracias por estar ahí! Sigue leyendo Reseña de «Adrianópolis», Desperta Ferro. Antes de la batalla.