La feudalización del condado de Barcelona y su política exterior

Tras haber descrito las características y la formación de los primeros núcleos cristianos peninsulares a lo largo de la Alta Edad Media, incluidos los condados pirenaicos englobados en la Marca Hispánica, nos detendremos en esta entrada en el desarrollo político del condado de Barcelona y cómo afianzó su dominio en el noreste peninsular y en el sureste francés ante la imposibilidad de desarrollarse a través de conquistas en la Península Ibérica.

La consolidación del feudalismo.

Imagen 1. Mapa de los condados catalanes y de su respectiva extensión entre los siglos IX y X. Fuente: blogsaverroes.juntadeandalucia.es

A través de estas convenientiae se fue consumando en el condado de Barcelona la implantación de la estructura política feudal y, en último término, las reivindicaciones de la nobleza. Pero este triunfo político puede justificarse sólo por la existencia de un sólido soporte social. A este respecto es preciso insistir en el proceso de feudalización que ya se había iniciado en las últimas décadas del siglo X y que se afirma a lo largo del siglo XI.

Imagen 2. Representación de Ramón Berenguer I (1023-1076), llamado «El Viejo». Fuente: wikimedia.org

La superioridad del conde de Barcelona va a trascender pronto los límites del condado para imponerse al resto de los condes de la antigua Marca Hispánica, pues poco a poco los distintos condes van a ir prestando homenaje al conde de Barcelona y a estar bajo su influencia. El primero de ellos fue el conde de Urgel Armengol I, seguido por los condes de Besalú, Cerdaña, Pallars, Ampurias y Rosellón. Pero no debemos interpretar que estos condes se convertían en vasallos del conde de Barcelona, ya que las convenientiae establecían una especie de alianza militar entre iguales a nivel político, si bien todos ellos reconocían la superioridad del conde de Barcelona.

La hegemonía barcelonesa se verá sacudida por la grave crisis de prestigio provocada en 1082 por el asesinato del conde Ramón Berenguer II presuntamente a manos de su hermano Berenguer Ramón II, que cogobernaba con él el condado. Una crisis interna que agravó seriamente las dificultades a las que habitualmente tenía que enfrentarse el condado de Barcelona y que lo mantenían encerrado en unos límites ciertamente angostos. Esas dificultades podemos sintetizarlas en la política pacifista que condicionaba las relaciones con los reinos musulmanes, pues la percepción regular de las parias ocupaba un lugar preferente en la actividad de los príncipes cristianos pero sobre todo de los condes de Barcelona, que dependían de ellas hasta el punto de subordinar toda su política expansiva frente al Islam al mantenimiento de esos ingresos como así parece deducirse en la política exterior barcelonesa entre 1010 y 1090, ochenta años en los que apenas se produjeron avances colonizadores sobre territorio musulmán.

La feudalización de la frontera.

Imagen 3. Diner de Berenguer Ramón II «El fratricida», por haber asesinado a su hermano mellizo Ramón Berenguer II con el que cogobernaba el condado de Barceona. Fuente: aureocalico.bidinside.com

A esto hemos de sumarle la presencia de la nobleza en la propia frontera, una nobleza que también estaba experimentando los efectos de la saturación del espacio interior. Y es que desde el año 1010, las dificultades de expansión territorial estaban al menos compensadas por el aporte de ingresos de las campañas; pero cuando esas campañas dejaron de producirse, la nobleza tratará de mantener la cuantía de esos ingresos intensificando el control sobre la colonización de la frontera, convirtiéndose desde este momento en un foco particularmente activo de feudalización social.

El choque con los intereses de León.

Otro obstáculo nada desdeñable para la expansión barcelonesa es la confluencia de los intereses castellano-leoneses en la zona del Ebro. Zaragoza había estado siempre en el punto de mira de la expansión castellana, y esta estrecha relación es la que explica que años después Rodrigo Díaz, el Cid Campeador, ofrezca sus servicios a los reyes de Zaragoza una vez fuese desterrado del reino de Castilla por Alfonso VI.

Berenguer Ramón II se hallaba ante una difícil alternativa, pues tras la muerte de su hermano, las acciones militares se le planteaban como una necesidad personal en cuanto que eran la única forma de hacer olvidar las graves sospechas de fratricidio que pendían sobre él y que estaban debilitando su posición. Pero claro, una agresión a Zaragoza o Valencia —también bajo protección leonesa— le llevaría a un enfrentamiento irremediable con el reino de León, que era la primera potencia política y militar de la Península Ibérica.

El episodio se repitió en 1090 pero con un cambio de contexto, pues Alfonso VI había sido sonoramente derrotado en Sagrajas por los almorávides y su prestigio se tambaleaba. Por ello los reyes taifas que estaban sujetos a parias con el leonés trataban de sacudirse su dominio, dando lugar a una situación de debilidad que favorecía los intereses tanto del rey taifa de Lérida como del conde de Barcelona, y ambos amenazaron Valencia. La ciudad recibió la ayuda del Cid, sucumbiendo las tropas condales ante las mesnadas del caballero en la batalla de Tévar en 1090. Berenguer Ramón II fue de nuevo apresado por el Cid.

En el acuerdo de Daroca que se formalizó entre el Cid y el conde para que éste fuera liberado se estipulaba la liberación a cambio de que el conde renunciara definitivamente a sus pretensiones sobre Valencia y, seguramente, a las parias que percibía de Lérida y Tortosa. Así pues, el acuerdo de Daroca cortaba definitivamente el flujo de parias hacia el condado de Barcelona y truncaba las posibilidades barcelonesas de expansión territorial y política hacia el Ebro y hacia el Levante. En 1092 el conde trataría de resarcirse de la derrota y atacó Tortosa, pero el fracaso volvió a golpearle en un momento en que su supervivencia política estaba ya muy cuestionada. No parece casualidad que al poco tiempo de estos fracasos, concretamente en 1096, un grupo de nobles barceloneses acusaran formalmente a Berenguer Ramón II del fratricidio de su hermano Ramón Berenguer. El conde fue retado ante la corte del rey leonés Alfonso VI y allí hubo de comparecer para defender su inocencia en un duelo judicial. El conde perdió el duelo, fue declarado homicida y tuvo que exiliarse a Tierra Santa, donde moriría poco después.

Imagen 5. Castillo de Daroca. En esta villa se formalizó el acuerdo entre Berenguer Ramón II y el Cid Campeador mediante el cual el conde de Barcelona renunciaba a la expansión meridional del condado de Barcelona, teniendo que mirar más allá de los Pirineos para la expansión catalana. Fuente: castillosdelolvido.com

El sucesor del conde barcelonés, Ramón Berenguer III (1096-1131), hijo del conde asesinado y padre de uno de los protagonistas de la unificación catalano-aragonesa, llevó a cabo una exitosa campaña de aumento de influencia en el interior de los dominios condales a través de la anexión de Besalú y la Cerdaña y la expansión al norte de los Pirineos, concretamente al sureste francés que terminó por dominar sin dejar de rivalizar con un nuevo y poderoso enemigo, el condado de Tolosa.

Bibliografía.

MÍNGUEZ FERNÁNDEZ, J. Mª (2004).: La España de los siglos VI al XIII. Guerra, expansión y transformaciones, Editorial Nerea.

ORSI, M. (2004): “La guerra medieval en la Península Ibérica” en La Reconquista. Desperta Ferro Antigua y Medieval, Nº13, Madrid.

3 comentarios en “La feudalización del condado de Barcelona y su política exterior

  1. Sergio Arba

    Sono Arba Sergio un indipendentista sardo appassionato di archeologia ed ho lavorato nella direzione tecnica nei cantieri finendo poi come lavoro in un parco, oltretutto pratico forme artistiche sperimentali…archeologia e storia sono due materie inscindibili e la sua ottima e affascinante spiegazione ne e’ la conferma. complimenti!

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    1. las monedas Sergio que pones ahí no son valencianas estan en el museo de prehistoria de Valencia, si eres historiador por que no hablas del REINO DE VALENCIA y de los REYES JAUME I Y TODA SU HISTORIA o te parece mal que seamos REINO DE VALENCIA CON BANDERA CORONADA COMO NO HAY OTRA IGUAL EN EL MUNDO.

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