Los longobardos. Orígenes.

A raíz de mi reciente viaje al Norte de Italia, concretamente a la región del Friuli-Venezia-Giulia, en los Alpes orientales o Alpes Julianos según los bautizó Julio César, he tenido la oportunidad de acercarme a una cultura muy hermanada con los visigodos y con otros pueblos en cuanto al sustrato germánico de todos ellos, pero a la vez con características propias como su propio nombre indica: los lombardos o longobardos, tal es el caso de como los conocen allí al devenir la palabra del término latino, longobardi, (los de las largas barbas) y que yo emplearé en mis artículos por considerarlo más cercano a la realidad histórica y arqueológica.

Ha sido un viaje posibilitado por la Società Friulana de Arqueología, que os invito a seguir en las redes sociales, y a su proyecto «Seguendo le tracci degli antichi»; en el que me han permitido participar. Muchas gracias, ¡esta línea de investigación no habría sido posible sin vosotros!

Tuvimos la posibilidad de visitar numerosas localizaciones cargadas de historia en aquella maravillosa región montañosa, localizaciones como Udine, Tolmezzo o Verzegnis, además de visitar Austria y Eslovenia dado el carácter fronterizo de la región, pudiendo visitar lugares como Villach y un castillo medieval, el Burg Sommeregg en el primer país, y el importantísimo yacimiento de la Edad del Hierro centroeuropeo como es Most na Soci y el museo de arqueología de Tolmin, en Eslovenia.

Imagen 1. Fotografía de Most Na Soci, en Eslovenia, importante sitio arqueológico de la Edad del Hierro. Fuente: booking.com

Pero, ya que me interés gira sobre todo en la Antigüedad Tardía, fue la visita a Cividale del Friuli y a su museo de arqueología nacional la que despertó en mí el ferviente interés por este pueblo germánico que tanto comparte con los godos, —siendo los responsables junto a los romanos orientales de la desaparición de los ostrogodos de Italia—, y porque los habitantes de la región del Friuli tienen bien asumida al menos parte de su “identidad” lombarda hasta el punto de existir un “Café Longobardo” en plena plaza del foro de Cividale. Y como hacía poco que terminé de escribir acerca de los suevos, fue ese sentimiento tan latente de aquella gente la que despertó mi interés por ese pueblo que recuerdan con tanto cariño. Espero que os guste tanto como me ha gustado a mi acercarme a la historia de este pueblo que compartiré con vosotros.

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Imagen 2. «Café Longobardo» en pleno centro de Cividale. En esta ciudad está además el museo arqueológico municipal con una temática fundamentalmente altomedieval y relacionada con el mundo longobardo. Fuente: turismocividale.regione.fvg.it

Así las cosas y aunque aún queda un poquito para que lleguen tan al sur… ¡Bienvenidos a la Italia longobarda!

Orígenes míticos.

Es principalmente por Paulo Diacono (715-720 / 800 d.C.) por quien conocemos la historia de este pueblo, ya que fue un cronista que se educó en la corte de Pavía —capital del reino longobardo— y quien se encargó de recopilar los orígenes míticos que legitimaran al pueblo longobardo, en consonancia a la labor similar que Isidoro de Sevilla llevó a cabo con los visigodos. Se piensa que fue cronista y secretario del rey longobardo Desiderio, y que viviendo en Montecasino conoció al que sería Carlomagno, personaje con el que también tuvo relación, ya que fue un importante autor englobado en el llamado renacimiento carolingio. Su obra principal es la Historia Gentis Langobardorum. Es una historia incompleta en seis libros, escrita después de 787 y antes de 795 o 796. Trata de la historia de los longobardos desde 568 hasta la muerte del rey Liutprando en 747.

En esta historia se nos narra cómo en la tierra de Scandia —utilizada habitualmente como cuna de otros pueblos, entre ellos los godos— residía la tribu de los winnili. Cuenta el cronista que la tribu se dividió en tres grupos, y uno de ellos decidió emigrar hacia el sur en búsqueda de tierras donde asentarse seguramente acuciados por la superpoblación de su tierra natal. Los encargados de guiar a este grupo fueron los hermanos Ybor y Aio, junto a la madre de ambos, Gambara. En su viaje hacia el sur llegaron a una tierra, Scoringa, en la que tuvieron el primer encuentro con el pueblo que la ocupaba; que no era otro que el pueblo vándalo, dirigido por los hermanos Ambri y Assi que les exigieron tributo para pasar.

Los longobardos se negaron aduciendo que más valía defender la libertad y luchar que no ofender a sus tradiciones pagando un tributo. Así lo hicieron saber a los jefes vándalos y se programó la batalla. A pesar de ello, en este momento los longobardos eran pocos y se encontraban en migración en un territorio enemigo; los vándalos eran más y más poderosos y los pronósticos no eran muy halagüeños. La madre de Ybor y Aio, que era sacerdotisa de la diosa Frea —Freya—, rogó a la diosa que otorgara la victoria a su pueblo y la diosa aconsejó a la sacerdotisa que las mujeres ataran sus cabellos en la parte inferior de sus cabezas, simulando así barbas para parecer guerreros y acrecentar así el número de combatientes.

Imagen 3. Representación de Godan, Wotan, Odín, con el lobo como animal sagrado. Este animal era totémico para los «luchadores cinocéfalos», similares a los berserker. Fuente: aminoapps.com

Al salir el sol, Godan —Wotan, Odín—, miró al Este como era su costumbre y, viendo a los Winnili inquirió: “¿Quiénes son esos de las largas barbas?” Frea sugirió a su esposo que diera ese nombre al nuevo pueblo y que les concediera así la victoria. Los Winnili cambiaron así su nombre a langbart —barba larga— y acudieron a la batalla logrando derrotar a los vándalos y así el derecho a pasar sin pagar tributo. Poco después una gran hambruna se abatió sobre el nuevo lugar donde llegaron y les hizo presa de un gran abatimiento. Así pues, decidieron continuar emigrando a través de Mauringa encontrando el paso bloqueado por los assipitti, otra tribu guerrera.

Viéndose de nuevo inferiores en número, hicieron correr el rumor de que en su ejército existían los temidos guerreros denominados “cinocéfalos”, unos temidos combatientes con cabezas de perro que no conocían la fatiga o el cansancio y que se alimentaban de sangre humana. Erigieron numerosas tiendas de campaña y prendieron numerosas hogueras, para reforzar la idea de que aquellos guerreros estaban presentes en su ejército. Dice el cronista que los enemigos se asustaron tanto que decidieron rehusar el combate y aceptar el desafío de una lucha individual entre dos campeones.

Entre los longobardos se presentó un siervo que se ofreció a luchar a cambio de la libertad para él y para toda su familia si ganaba el combate. Ganó el combate y, en efecto, obtuvo la libertad, permitiendo a los longobardos continuar su migración. Atravesaron Mauringa y llegaron finalmente a Golanda, donde se establecieron por un tiempo.

Imagen 4. Posible ruta migratoria de los longobardos desde Scandia hasta llegar a Italia. Fuente: wikimedia.org

Los primeros reyes longobardos.

En este momento murieron los hermanos Ybor y Aio, y el pueblo decidió elegir a un rey que resultó ser el hijo de Aio, Agelmundo, que descendía de la estirpe de los gungingos. Reinó por treinta años. En este tiempo, una prostituta dio a luz a siete niños y los dejó en un estanque para que murieran. El rey, que pasó cerca, comprobó con su lanza si quedaba alguno vivo y, de repente, uno de ellos sujetó la lanza del rey con la mano. Éste, sorprendido, ordenó que el niño fuera salvado y se lo asignó a una nodriza. Como en la antigua lengua lamma significaba “estanque”, el niño fue llamado Lamissione. Resultó ser un gran guerrero que sucedió a Agelmundo cuando este murió.

El futuro aspirante a rey, para mostrar su valor, derrotó en combate individual a una amazona que impedía a los longobardos atravesar un río. Pasado el río —probablemente el Danubio— llegaron a una tierra donde no encontraron resistencia. Asentados en una tierra pacífica, los longobardos descuidaron los peligros y se volvieron menos cautos. Sucedió así que de repente llegaron los búlgaros y atacaron a aquellos, causando una gran matanza. Tal fue así que aquí falleció el rey Agelmundo y su hija fue hecha prisionera.

Los longobardos eligieron inmediatamente de rey a Lamissione, que, llevado por la fuerza y el coraje de la juventud, guio a su pueblo a la batalla contra los búlgaros. Desafortunadamente el primer encuentro resultó en gran derrota de los longobardos que huían delante de los enemigos; pero el rey les habló y los animó a luchar, incluso prometiendo la libertad a los siervos. Tal fue el efecto del discurso que lograron derrotar a los enemigos y vengar así la muerte de Agelmundo.

Muerto Lamissione, ascendió al trono el tercer rey de este pueblo Lethu, que gobernó cincuenta años. A su muerte, ascendió su hijo Hildeoc, y muerto éste gobernó Gudeoc.

Los longobardos anduvieron por Rugilanda, la patria ancestral de los rugios exterminados por Odoacro. Allí estuvieron muchos años viendo que aquella tierra era fértil y apta para el asentamiento. En este tiempo murió Gudeoc y le sucedió su hijo Claffone. Muerto éste, gobernó el hijo de este, Tatone.

Los longobardos desde un punto de vista histórico.

Todo lo que Paulo Diacono nos narra pertenece sin duda a la leyenda creada en torno al origen del pueblo longobardo, un origen ancestral que se transmitiría de manera oral hasta que este cronista lo recogiera por escrito. Igual que pasa con los godos, con los mismos romanos o con otros pueblos, unos orígenes tan oscuros y entroncados con los dioses siempre son legendarios.

La etnia longobarda sería sin duda una amalgama de tribus y pueblos unidos bajo un líder tribal. Un origen legendario que podía dar así lugar a la aparición de textos al respecto e incluso permitir a los extranjeros la identificación de este particular grupo étnico.

Ybor y Aio son, como suele suceder en la tradición indoeuropea, dos “hermanos-héroes” semidioses o, al menos, que obtienen el favor de los dioses para lograr sus objetivos —Ybor y Aio, Rómulo y Remo, Caín y Abel—. Uno de ellos siempre es mortal y suele estar ligado a la agricultura; y además suelen tener asociada una figura femenina, como la madre Gambara, que bien podía ser una sacerdotisa del culto a Freya. Los dos hermanos son representados dirigiendo un pueblo a través de la migración, de colonizaciones y conquistas y el cronista los representa como hijos de Godan o Wotan, figura que representará al dios Odín posteriormente. En el caso que nos ocupa, Ybor sería el hermano mortal, dado que la descendencia se perpetúa a través del hijo de Aio, Agelmundo.

Imagen 5. Representación de Frea o Freya, diosa muy presente en el culto pagano longobardo y asociada al mito de Ybor y Aio junto con Godan. Fuente: pinterest.com.

La narración vuelve a revestirse de misticismo cuando el cronista habla de los “luchadores temibles cinocéfalos”, que portaban cabezas de perro. Esta realidad puede compararse con el papel ritual que jugarían algunos guerreros, los mejores, que podrían portar máscaras en forma de perro o lobo, o quizá sus pieles, con una función totémica de vigor, valentía o protección ya que el lobo era un animal sagrado de Wotan. Estos luchadores cinocéfalos son comparables a los berserker vikingos de algunos siglos más tarde. Eran guerreros temibles, vestidos con pieles de lobo y muy fuertes. Se sentían invadidos por el espíritu de Wotan y podían luchar largo tiempo en un estado de trance brutal, sin sentir cansancio  o dolor; tal vez bajo los efectos de alguna sustancia alucinógena. Además, estos guerreros entraban en combate después de entonar cánticos y de interpretar determinadas danzas conocidas como wicliet; cantos de guerra donde los guerreros aumentaban su coraje.

Así pues, Agelmundo devino ser rey de los longobardos y procedía de la estirpe de uno de los hermanos, la estirpe gungingi, que etimológicamente parece devenir de la denominación de la lanza de Odín, “gungnir”. Su hijo adoptivo, Lamissione, viene presentado como un niño abandonado en un estanque por una prostituta. Este ejemplo tiene dos claras reminiscencias de la cultura nórdica: El estanque donde ese encuentra el niño y el gesto del niño al detener la lanza de Agelmundo.

En el primero de los casos, es reconocible la reminiscencia pagana al culto de la fertilidad a Freya con el agua y el estanque, culto por otro lado bien definido en la presencia de Gambara, y es mediante Lamissione como se sigue atestiguando el culto de los longobardos a la diosa Freya a través del hijo adoptivo hallado en el agua del estanque. Es posible también que este rey mítico esté asociado con el culto a Thor, divinidad asociada a los ríos y los mares, una divinidad favorable a este personaje al permitirle derrotar a una amazona que impedía el paso de los longobardos a través de un río.

Imagen 6. En Cividale del Friuli es normal recrear el modo de vida y las costumbres de sus ancestros longobardos. En la foto se muestra una escena de recreación histórica. Fuente: pinterest.com

En el segundo de los casos encontramos la representación del poder regio encarnado en la lanza del rey. La lanza es representada como el símbolo del poder monárquico y aparece muchas veces en la historia de Paulo Diacono, y es posible que en este pasaje pueda interpretarse que Agelmundo “eligió” a su heredero con la lanza regia aceptándolo también dentro de su estirpe, la de los hijos de Aio.

Podemos concluir así la importancia del culto pagano para el pueblo longobardo, sobre todo el culto referido a Wotan, muy inserto en su culto ancestral. No en vano es Wotan el dios con el que la tribu de los winnili cambia su nombre a longobardi, consagrándose así al culto del dios. Posteriormente seguiremos desgranando la importancia de este dios para este pueblo, así como los orígenes de este pueblo nórdico.

Bibliografía:

BERGAMO, N.: I Longobardi. Dalle origini mitiche alla caduta del regno in Italia, I Leggeri, Libreria Editrice Goriziana, 2012.

3 comentarios en “Los longobardos. Orígenes.

  1. Samuel Feresin

    ¡Gran artículo!, me gusta mucho el tema de los Longobardos! además recientemente he encontrado el significado de mi apellido y proviene de una variante de la palabra Longobarda (Fara) que significa familia extensa, y el topónimo (in) de la región del Friuli, en Farra d’Isonzo que es una localidad de un claro origen longobardo.

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